Saravena, enclavada en el Piedemonte Araucano, ciudad de hombres y mujeres provenientes de todas la regiones de nuestro país, especialmente de los Santanderes y Boyacá, hace que esta amalgama de culturas halla traído el desarrollo y progreso a la región en tan corta vida como Municipio.
Ciudad inigualable por sus calles, todos todas de doble vía (avenidas), adornadas de esplendorosos árboles que le dan sombra y frescura a sus gentes y sirven de cama a los pavas que surcan nuestro cielo, bañada por un gran número de ríos que riegan los campos y le da la posibilidad al Saravenense de recrearse en ellos.
De vocación agropecuaria, el colono desde hace años tumbó la montaña y sembró cacao, plátano, yuca, maíz y se dedicó al pastoreo de ganado siendo la despensa del nororiente colombiano.
Por último debo referirme a la mayor riqueza que tiene esta tierra, SU GENTE trabajadora, honesta, rumbera, que ha tenido que convivir con la violencia, ver caer muertos y enterrar a sus hijos, familiares y amigos, además sufrir la estigmatización más grande en el país, de decirles que los saravenenses “son guerrilleros”, por eso mi plan de gobierno “Todos por la construcción de una nueva generación”, ha propiciado por hacer conocer las cosas buenas que tiene las gentes de este Municipio y así poder decir con mucho orgullo “si no conoce a Saravena, no hable mal de ella”.
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